Convocatoria « Feminismos y artivismo en las Américas (siglos XX y XXI) »
Universidad de Rouen Normandie, 27 y 28 de septiembre de 2017
El movimiento de mujeres es antiguo y plural. Ahora bien, la diversidad y la pluralidad de sus voces y de los modos de acción en femenino, tanto en el tiempo como en el espacio, fueron con frecuencia ocultadas. Como en otros campos del pensamiento y de la acción, las teorías y las manifestaciones occidentalo centradas han sido las más visibilizadas hasta el punto de verse como universales. Tal es el caso de las teóricas o de la periodización del feminismo en “olas” que no conciernen más que a un grupo restringido de mujeres, principalmente blancas y de clases medias y superiores. No obstante, otras formas de expresión y de acción se desarrollaron de manera tan o más antigua. Así, el feminismo africano estadounidense se remonta al siglo XIX y se inscribe en el movimiento más amplio en favor de la abolición de la esclavitud[1]. En la llamada Iberoamérica[2], la organización política de las mujeres negras es más tardía pero los trabajos recientes hacen hincapié en la agencia de las esclavas y en la insumisión femenina[3]. En cuanto a las amerindias, su participación política dentro de sus comunidades es importante desde la época colonial como la atesta la acción central de Gregoria Apaza, Bartolina Sisa y Micaela Bastidas en la revolución de Túpac Amaru II (1780-1782)[4].
Las formas de organización de las mujeres racializadas deben sin embargo ser estudiadas teniendo en cuenta el contexto histórico y social en que se desenvuelven. Los sistemas de explotación colonial (plantocracia, esclavismo, latifundismo) condicionaron las modalidades de asociación americanas. El control y la represión ejercidos especialmente en los cuerpos de mujeres negras e indígenas limitaron durante mucho tiempo las posibilidades de reunión y de acción política. Sobrevivir a pesar de las opresiones fue el trabajo a tiempo completo de un gran número de mujeres. Sin embargo, las luchas existieron siempre. Pero fueron más bien autónomas, múltiples y variadas en el tiempo y el espacio. No desembocaron en movimientos globales. Esta historia particular explica así el aparente “retraso” de la integración de sus acciones en la historia en femenino[5]. Por ello, hay que reevaluar el aporte y el lugar que ocupan estos movimientos en el campo académico. El presente coloquio pretende contribuir a tal obra.
La dispersión y la multiplicidad de las formas de acción contribuyeron a la invisivilización del aporte teórico de las mujeres estadounidenses racializadas que sin embargo es rico y vigoroso. Tal es el caso del pensamiento del movimiento de feministas estadounidenses, conocido como Black feminism. Esta corriente constituyó una verdadera revolución teórica al introducir nuevos cuestionamientos en lo que respecta la identidad del sujeto femenino (el “Nosotros, las mujeres”) y al proponer nuevos conceptos para la comprensión de las formas de dominación, como el de interseccionalidad (acuñado por la jurista Kimberlé Crenshaw). A partir de ese corpus teórico así como de la historia y la experiencia propias de las mujeres racializadas, las feministas del espacio “iberoamericano” desarrollaron un pensamiento crítico igual de rico que se inscribe generalmente bajo el apelativo de feminismo descolonial[6]. Feministas como Ochy Curiel, Lélia Gonzalez o Yuderkys Espinosa proponen un pensamiento feminista antirracista que reivindica la historia indígena y afro americana. Todas estas feministas, por su experiencia, cuestionan también las relaciones sociales de sexo y conceptualizan la noción de lesbianismo político[7].
La particularidad de los feminismos contra hegemónicos se sitúa también en una articulación peculiar entre teoría y praxis. Así, han surgido voces de artivistas feministas, cada vez más numerosas, que de norte a sur del continente, expresan sus reivindicaciones mediante el hip hop o las artes visuales principalmente –un ejemplo de ello son los colectivos “Somos guerreras” o “Batallones femeninos”. Las formas de acción y de militancia se inscriben en una lucha global que no se limita, como muchos colectivos feministas blancos y burgueses, a cuestionar solamente el patriarcado. Estas feministas proponen más bien una lucha global en todos los frentes, “contra el mundo entero” como lo resume Michele Wallace en 1975[8]. Las feministas de Abya Yala como Ochy Curiel o Yuderkys Espinosa consideran que hay que luchar al mismo tiempo contra el patriarcado, el racismo y la colonialidad del poder, siguiendo sus propias modalidades que remiten a la historia indígena y afro americana. Tanto en las problemáticas propuestas como en los modos de acción privilegiados, el cuerpo ocupa un lugar fundamental. El cuerpo como espacio de colonización es también retomado y reapropiado a través del arte y la performance.
Considerado en una perspectiva comparativa entre las diferentes Américas, el presente coloquio se propone profundizar el conocimiento de estos movimientos en Francia. Centrándose en la pluralidad y la fuerza de su acción, la reflexión tratará sobre sus caracteres específicos y su contribución en la lucha contra las opresiones de clase, raza, género y sexo.
Las ponencias podrán inscribirse en los siguientes cuestionamientos y ejes de reflexión:
Eje 1: Afro feminismos. Las feministas africanas estadounidenses fueron las primeras en cuestionar el feminismo hegemónico a partir de la restitución de su propia experiencia. Contribuyeron a enriquecer la teoría crítica marxista y del feminismo materialista, integrando las categorías de raza y sexo. En la América del sur del Río Bravo, los movimientos de mujeres negras son de organización más reciente y no reivindican de manera tan acentuada la filiación africana –por eso se denominan afro feminismos– sino la articulación con otros movimientos de mujeres latinoamericanas, principalmente indígenas. En Brasil, Lélia Gonzalez propone así el concepto de “Améfrica ladina” que resalta esos vínculos. En el área hispánica, movimientos importantes se dibujan también, de Cuba a Perú.
Eje 2: Pensamiento feminista “fronterizo”. En este contexto de pluralidad del movimiento de mujeres americanas, es importante evocar los intercambios, las circulaciones de experiencias, de saberes y prácticas en todo el espacio americano. Estas interacciones se verán bajo el prisma de la acción y no solo de la simple recepción de conocimientos. Un ejemplo es el de las feministas chicanas que se encuentran en el cruce de diferentes culturas, referencias y prácticas y que se afirman como “fronterizas” y/o mestizas desde el punto de vista político.
Eje 3: Feminismo descolonial. Este movimiento se viene organizando desde principios del siglo XXI pero reivindica una matriz antigua. Se propone completar los estudios masculinos de los pensadores descoloniales, integrando las problemáticas de género y sexualidad en esta teoría. Asume un punto de vista no eurocéntrico y pone de relieve el pensamiento producido desde “las márgenes por feministas, mujeres, lesbianas y gente racializada” (Y. Espinosa).
Eje 4: El activismo indígena. El lugar de las mujeres en las comunidades nativas no se limitó nunca al espacio privado. Sin embargo, desde la Conquista, éstas fueron sometidas en el marco del sistema colonial y patriarcal. Desde el último tercio del siglo XX, estas mujeres se movilizan políticamente y organizan acciones en grupos indígenas en Chiapas, Guatemala, Ecuador o Bolivia. Estos movimientos reivindican su identidad de “pueblos originarios” con derechos para no ser más ciudadano.a.s de segunda categoría. Pero se trata también de una lucha contra la imposición del capitalismo y de las políticas neoliberales en su territorio como lo muestran los recientes ejemplos de Berta Cáceres (lenca), Máxima Acuña (quechua) ou LaDonna Brave Bull Allard (sioux).
Eje 5: Cuerpo, arte y acción. Las artivistas de las Américas desempeñan múltiples acciones y el arte se emplea como estrategia de lucha. La voz y su encarnación en la literatura y la música son formas al servicio de la contestación. El ejemplo de las escritoras norteamericanas Audre Lorde, Gloria Anzaldúa o Cherríe Moraga es en ese sentido, emblemática. La música es otro espacio de expresión y de acción como en el caso de Ochy Curiel, que además de ser teórica y activista es autora compositora. Otras se dedican a la performance artística, los artes urbanos y/o movilizan el material audiovisual para luchar como en el caso de la defensa de los derechos de las comunidades indígenas mesoamericana y andina.
Eje 6: Feminismos y acción directa. En las Américas, muchas mujeres que pertenecieron al activismo indígena y al afro feminismo, integraron también movimientos revolucionarios y armados que acompañaron sus luchas anticapitalistas. Tal es caso, por ejemplo, de las mujeres del Black Panther Party en Estados Unidos, del movimiento zapatista en México, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC) en Colombia, de Sendero Luminoso (SL) y del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) en Perú o del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en Nicaragua.
Bibliografía indicativa
- Anzaldúa Gloria, Borderlands. La Frontera. The New Mestiza, San Francisco: Spinsters, Aunt Lute, 1987.
- Bairros Luiza, « Nossos Feminismos Revisitados », Revista de Estudos Feministas, año 3, segundo semestre, 1995, p. 458-463.
- Cacheux Pulido Elena Margarita, « Feminismo chicano: raíces, pensamiento político e identidad de las mujeres », Reencuentro, n° 37, agosto 2003, p. 43-53.
- Curiel Ochy, « La crítica postcolonial desde el feminismo antiracista », Nómadas, n° 26, avril 2007, p. 92-101.
- Curiel Ochy, Falquet Jules, Masson Sabine, dossier « Féminismes dissidents en Amérique latine et aux Caraïbes », Nouvelles Questions Féministes, 2005/2 (Vol.24).
- Espinosa-Miñoso Yuderkys, « Una crítica descolonial a la epistemología feminista crítica », El Cotidiano n° 184, marzo-abril 2014, p. 7-12.
- Falquet Jules, « La propuesta decolonial desde Abya Yala: siguiendo las raíces feministas y lésbicas autónomas », dans De la Fuente Juan Ramón, Pérez Herrero Pedro, El reconocimiento de las diferencias. Estado, Nación, identidades y representación en la globalización, Madrid, Marcial Pons, 2016.
- Gonzalez Lélia, « Por um feminismo afrolatinoamericano », Revista Isis Internacional, Santiago, 1988, v. 9, p. 133-141.
- hooks bell, Feminism is for everybody: passionate politics, London: Pluto press, 2000.
- Lima Costa Claudia de, « Feminismo, tradução cultural e a descolonização do saber », Fragmentos, número 39, jul – dez 2010, Florianópolis, p. 45-59.
- Lugones María, « Hacia un feminismo descolonial », La manzana de la discordia, jul.-déc., vol. 6, n° 2, 2011, p. 105-119.
- Wallace Michele, Combahee River Collective, Lorde Audre… [et al.], Black feminism : anthologie du féminisme africain-américain, 1975-2000, Paris : l’Harmattan, 2008.
- Moraga Cherríe, Anzaldúa Gloria, This bridge called my back: writings by radical women of color, New York : Kitchen table, 1983.
Modalidades de participación
Las propuestas de ponencias deberán ser redactadas en inglés, español, francés o portugués y se compondrán de un título, un resumen de unas diez líneas y de una pequeña presentación bio-bibliográfica del autor.a.
Deberán ser comunicadas a más tardar el 15 de marzo de 2017 a la siguiente dirección: colloque.femart@gmail.com
Las respuestas serán comunicadas a más tardar el 30 de abril de 2017.
Las contribuciones seleccionadas formarán parte de una publicación colectiva evaluada por un comité de lectura independiente.
Comité organizador
- Christelle Gomis (European University Institute)
- Sandra Gondouin (Université Rouen Normandie)
- Anouk Guiné (Université Le Havre Normandie)
- Romain Magras (Université Rouen Normandie)
- Emanuele de Maupeou (Université Rouen Normandie)
- Lissell Quiroz (Université Rouen Normandie)
Comité científico internacional
- Paola Bacchetta (UC Berkeley)
- Sandeep Bakshi (Université Le Havre Normandie)
- Jules Falquet (Université Paris Diderot)
- Ramón Grosfoguel (UC Berkeley)
- Marie-José Hanaï (Université Rouen Normandie)
- Nathalie Ludec (Université de Rennes 2)
- Caroline Lepage (Université Paris Ouest Nanterre)
- Françoise Martinez (Université de La Rochelle)
- María Emma Mannarelli (Universidad Mayor de San Marcos, Lima)
NOTAS
[1] Elsa Dorlin, « Introduction », en Wallace Michele, Combahee River Collective, Lorde Audre… [et al.], Black feminism : anthologie du féminisme africain-américain, 1975-2000, Paris : l’Harmattan, 2008, p. 15.
[2] Diversas organizaciones y comunidades indígenas rechazan el término de América y preconizan el empleo de Abya Yala para designar el continente americano. La expresión ha sido retomada por los.as investigadores descoloniales.
[3] Carlos Aguirre, Agentes de su propia libertad. Los esclavos de Lima y la desintegración de la esclavitud. 1821-1854, Lima, 1993, Fondo editorial de Pontificia Universidad Católica del Perú; María Eugenia Chaves, « La mujer esclava y sus estrategias de libertad en el mundo hispano colonial a fines del siglo XVIII, Anales, n° 1, Göteborg University, 1998, p. 91-117; Aline Helg, Plus jamais, esclaves. De l’insoumission à la révolte, le grand récit d’une émancipation (1492-1838), Paris, Ed. La Découverte, 2016.
[4] En efecto, las indígenas aimaras Gregoria Apaza (1751-1782) y Bartolina Sisa (1753-1782) así como de la afro-aimara Micaela Bastidas (1744-1781) ocuparon funciones directivas y militares en la rebelión y murieron como mártires en la acción.
[5] En inglés se emplea el término de herstory para designar la historia del punto de vista feminista, por oposición a la historia en masculino (his-tory).
[6] Jules Falquet, « La propuesta decolonial desde Abya Yala: siguiendo las raíces feministas y lésbicas autónomas », dans De la Fuente Juan Ramón, Pérez Herrero Pedro, El reconocimiento de las diferencias. Estado, Nación, identidades y representación en la globalización, Madrid, Marcial Pons, 2016.
[7] Paola Bacchetta y Jules Falquet, Théories féministes et queers décoloniales : interventions chicanas et latinas états-uniennes, Les Cahiers du CEDREF, Paris, 2011.
[8] Black feminism …, op. cit., p. 57.